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Teoría Subjetiva del Valor

Teoría Subjetiva del Valor

¿Qué es la teoría subjetiva del valor?

La teoría subjetiva del valor sostiene que el valor de un objeto no está fijado por la cantidad de recursos y las horas de trabajo que se dedicaron a crearlo, sino que es variable según su contexto y la perspectiva de sus usuarios. De hecho, argumenta la teoría, el valor de cualquier objeto está determinado por el individuo que lo compra o lo vende.

Esta teoría económica sugiere que el valor de un producto se decide por lo escaso o útil que es para el individuo.

La teoría subjetiva del valor fue desarrollada a fines del siglo XIX por economistas y pensadores de la época, incluidos Carl Menger y Eugen von Böhm-Bawerk.

  • La teoría tradicional del valor sostiene que el valor de un objeto está determinado por la cantidad de trabajo y el costo de los recursos que se utilizaron para fabricarlo.
  • La teoría subjetiva del valor sugiere que el valor de un objeto no es intrínseco sino que cambia según su contexto.
  • La escasez de un producto es uno de los factores que pueden alterar su valor en el mercado.

Entendiendo la Teoría Subjetiva del Valor

La teoría subjetiva del valor fue una desviación dramática de la suposición de los economistas anteriores, incluido Karl Marx, de que el valor de un objeto era la suma de los costos del trabajo y los recursos necesarios para producirlo.

El concepto de que el valor es subjetivo sugiere que no se puede medir de manera consistente.

Por ejemplo, supongamos que tiene un abrigo de lana y hace mucho frío afuera. Querrás usar ese abrigo para evitar que te congeles. En ese momento, el abrigo de lana puede valer más para ti que un collar de diamantes.

Si, por el contrario, la temperatura es cálida, el valor que le des a ese abrigo disminuirá. En efecto, el valor del abrigo se basa en su deseo y necesidad, al igual que el valor que le asignó, no en el valor inherente del abrigo.

Cómo se aplica la teoría subjetiva del valor

Siguiendo la teoría subjetiva del valor, puede ser posible crear o aumentar el valor de un objeto mediante la transferencia de la propiedad a un propietario que considere el objeto en un valor más alto. Esto puede ser cierto incluso si el objeto no se modifica de ninguna manera.

Las circunstancias situacionales, el significado cultural, el sentimentalismo, la nostalgia y la escasez influyen en el valor de los objetos. Por ejemplo, los artículos coleccionables como autos clásicos, cromos de béisbol y cómics pueden valorarse a tasas mucho más altas que sus precios de venta iniciales. El valor de los artículos se deriva de la demanda.

Cuando los artículos se ponen a subasta, los postores indican qué valor creen que tiene el objeto. Cada oferta aumenta el valor, aunque el artículo en sí no ha cambiado en función o forma.

Ese valor, sin embargo, podría no mantenerse con el tiempo. Una obra de arte o artesanía que era muy valorada en la época victoriana podría valer poco hoy. Es posible que un producto moderno no mantenga su relevancia si se traslada a una región donde el contexto es desconocido o representa una perspectiva impopular.