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Consumo colaborativo

Consumo colaborativo

¿Qué es el consumo colaborativo?

El consumo colaborativo es el uso compartido de un bien o servicio por un grupo. Mientras que con el consumo normal un individuo paga el costo total de un bien y mantiene acceso exclusivo a él, con el consumo colaborativo varias personas tienen acceso a un bien y asumen su costo. Un ejemplo común es el viaje compartido, en el que varias personas tienen acceso al transporte y lo pagan, no solo el propietario del automóvil.

Cómo funciona el consumo colaborativo

El consumo colaborativo es una forma de compartir. El alquiler entre pares, por ejemplo, ha sido utilizado por las sociedades durante miles de años y proporciona un activo a un grupo de personas sin que cada persona lo compre por su cuenta. Permite a los consumidores obtener los recursos que necesitan, al mismo tiempo que les permite proporcionar los recursos que otros necesitan y que no se utilizan por completo.

El consumo colaborativo se considera parte de la economía compartida porque significa que las personas alquilan sus activos infrautilizados. Es más probable que este enfoque se utilice cuando el precio de un activo en particular, como un automóvil, es alto y el activo no es utilizado en todo momento por una sola persona. Al alquilar un activo cuando no se utiliza, su propietario lo convierte en una especie de mercancía. Esto crea un escenario en el que los objetos físicos se tratan como servicios.

Por ejemplo, Airbnb creó una plataforma en línea que permite a los propietarios de casas, apartamentos y otras viviendas arrendar o alquilar su espacio a otros. Esto se puede hacer para las residencias que el propietario ocupa solo a tiempo parcial o durante los períodos en los que tiene la intención de ausentarse por un tiempo prolongado. Es posible que los inquilinos individuales no puedan pagar una residencia de este tipo, pero al dividir los costos entre varios inquilinos que ocupan el espacio en momentos separados, la residencia se vuelve asequible.

Consideraciones especiales: legalidades

Los críticos del consumo colaborativo argumentan que la naturaleza informal de tales acuerdos permite a las personas eludir las regulaciones locales que deben seguir las empresas que ofrecen servicios similares. Es posible que estas empresas tengan que pagar licencias u otras tarifas relacionadas con la regulación para poder operar legalmente. Esas tarifas hacen que sus servicios sean más caros que los proporcionados por personas que no pagan dichas tarifas.

Los hoteles tradicionales han cuestionado la legalidad de los alquileres de Airbnb, por ejemplo, porque esos propietarios generalmente no tienen que cumplir con los requisitos reglamentarios para administrar un hotel o pagar los costos operativos asociados. Esta protesta condujo a esfuerzos para regular o tomar medidas enérgicas contra las operaciones de alquiler como Airbnb.

Surgieron desafíos legales comparables en torno a los servicios de viajes compartidos como Uber y Lyft. Los operadores de empresas de taxis y servicios de limusinas sostienen que ofrecer servicios de viajes compartidos era una forma ilegal de competencia. Las operaciones de Uber, por ejemplo, fueron bloqueadas o limitadas en ciertas ciudades donde las autoridades locales buscaron exigir a la empresa que se adhiriera a las mismas normas que acatan los servicios de taxi y limusina.

Reflejos

  • Las aplicaciones de trueque, Airbnb y viajes compartidos son ejemplos de consumo colaborativo.

  • El consumo colaborativo difiere del consumo convencional en que los recursos, bienes o servicios son compartidos por un grupo en lugar de individuos.

  • El consumo colaborativo funciona porque el costo se divide entre un grupo más grande, por lo que el precio de compra se recupera mediante el alquiler o el intercambio.

  • Los críticos argumentan que el consumo colaborativo a veces es injusto cuando las empresas no están obligadas a cumplir con las mismas regulaciones que las empresas convencionales.